La deshidratación es uno de los síntomas más comunes entre las personas mayores.
En la tercera edad, el agua se convierte en una verdadera necesidad a la que hay que prestar especial atención. La falta de líquidos, puede ser la principal causa de estreñimiento, fatiga o irritabilidad, entre otros. En muchas ocasiones, es necesario prescribir su consumo, como si de un medicamento se tratase.
Las personas mayores tienen atenuada la sensación de sed, pueden beber menos agua y líquidos y producirse una deshidratación más fácilmente. Y uno de los síntomas del anciano deshidratado es la fatiga o cansancio. La falta de agua en la sangre produce una bajada de tensión que a su vez ocasiona este síntoma.
Con el aumento de las temperaturas es imprescindible recordar la importancia que tiene la hidratación en general, pero especialmente en las personas mayores.
- No orinar u orina amarilla muy oscura o de color ámbar.
- Piel seca y arrugada.
- Irritabilidad o confusión.
- Mareos o aturdimiento.
- Latidos cardíacos rápidos.
- Respiración rápida.
- Ojos hundidos.
- Apatía.
- Beber uno o dos vasos de agua al levantarse.
- Evitar largas exposiciones al sol, sobre todo, durante las horas de más calor del día.
- Beber agua antes de que se produzca la sensación de sed.
- Beber, como mínimo, 2,5 litros de agua diarios.
Mantenerse hidratado durante todo el año
Recordar la importancia de la hidratación en personas mayores a las puertas del verano es un clásico, sin embargo, el consumo de líquidos debe ser el mismo durante todo el año, ya que, por ejemplo, muchos medicamentos incluyen entre sus efectos secundarios que los pacientes sean más propensos a la deshidratación. La falta de hidratación provoca frecuentemente alteraciones del estado mental como confusión, somnolencia o apatía. También se pueden producir caídas por pequeños mareos.
