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Todos los órganos de nuestro cuerpo necesitan recibir suficiente sangre para su correcto funcionamiento. La tensión arterial es un indicador de la presión con la que la sangre circula por nuestra red de vasos sanguíneos.

Se han determinado unos valores de referencia para tener controlado este factor estableciendo que 120/80 mm Hg es la tensión normal. Por encima de esos valores, hablaríamos de hipertensión o tensión arterial alta; por debajo de esa cifra se trataría de un caso de hipotensión o tensión arterial baja.

La presión arterial baja puede parecer deseable, y para algunas personas, no causa problemas. Sin embargo, para muchas personas, una presión arterial anormalmente baja (hipotensión) puede causar mareos y desmayos. En casos graves, la presión arterial baja puede poner en riesgo la vida.

Ambos escenarios, tanto la hipertensión, como la hipotensión, representan un riesgo cardiovascular para quien lo padece, por lo que es necesario determinar el origen de esta condición para iniciar el tratamiento más adecuado.

Causas de una presión arterial baja en ancianos

Las causas de una bajada de tensión dependerán de las condiciones de salud de cada persona. Sin embargo, de forma muy general, éstas son algunas de las causas más comunes:

Hipotensión arterial crónica

El paciente puede presentar los síntomas de la presión baja de manera crónica, normalmente asociados a otras patologías como la diabetes o la anemia. En estos casos no se considera que la tensión baja sea una enfermedad en sí misma sino la manifestación de otros problemas de salud.

Consumo de ciertos medicamentos

Los antidepresivos, analgésicos y ansiolíticos suelen estar asociados a la tensión baja.

Consumo excesivo de alcohol

La mayoría de las drogas provocan un aumento de la tensión arterial a excepción del alcohol, cuyo consumo en exceso es una de las causas de la presión arterial baja en ancianos.

Ansiedad aguda

La bajada de tensión por ansiedad es algo bastante frecuente. La sobreestimulación del sistema nervioso parasimpático como consecuencia de emociones muy fuertes (miedo, ansiedad, estrés, alegría, entre otros) por efecto del dolor o por la falta de ventilación, deshidratación y una subida de la temperatura corporal (lipotimia), hacen que la presión arterial disminuya.

Shock hipotensivo

Se produce cuando el riego sanguíneo ha quedado obstaculizado por algún motivo y, en consecuencia, la bajada de presión es muy brusca. Es el tipo de bajada de tensión que se manifiesta debido a un fallo cardíaco, a una pérdida considerable de sangre o a la septicemia.

Cambio de posición súbito

Por ejemplo, de estar sentado o recostado a ponerse de pie, puede hacer que la presión arterial caiga de manera repentina. Normalmente dura sólo unos segundos, el tiempo que necesita el corazón para volver a ajustar la tensión arterial. Este tipo de bajadas de tensión es especialmente habitual entre las personas deshidratadas, las embarazadas y los ancianos.

 

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