Afrontar la pérdida de facultades en la tercera edad
En las últimas décadas, se ha evidenciado un aumento de la esperanza de vida a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad hay 125 millones de personas con 80 años o más, y se pronostica que para el año 2050, esta cifra aumente hasta los 434 millones de personas en todo el mundo.
El proceso de envejecimiento en un individuo, además de constituir innegablemente una parte biológica, repercute en más ámbitos de los que nos imaginamos, teniendo consecuencias en lo social y familiar, así como en lo económico y laboral. Cuando una persona siente que se está haciendo mayor, pueden surgir sentimientos de baja autoestima y autoeficacia, acompañado de poca participación social. Estos sentimientos hacen más difícil afrontar la pérdida de facultades en la tercera edad.
En esta etapa de la vida, se producen numerosos cambios que las personas de cierta edad deben asumir. Veamos cuales son los principales cambios a los que se enfrentan nuestros mayores.
Cambios físicos en la tercera edad
El físico es uno de los factores que más afecta a nuestros mayores sanos. Aparecen modificaciones y problemas en el cuerpo:
- Arrugas
- Pecas o manchas en la piel
- Pelo canoso
- Disminución de la estatura
- Disminución de la velocidad al caminar
- Disminución de la coordinación
- Aumento de la grasa corporal
- Disminución de la masa muscular
- Aparición de enfermedades que provocan deterioro del sistema motor y de las capacidades mentales
Cambios en el carácter
Aunque la persona goce de buena salud física, en ocasiones se acentúan rasgos del carácter, provocando un deterioro de la personalidad. Algunos ejemplos son:
- Desinterés por la vida en general
- Pérdida de autonomía e independencia
- Pérdida de roles familiares, laborales y sociales
- Aislamiento social o disminución de las relaciones interpersonales
- No aceptación de la vejez
- Cambios en la conducta
- Insatisfacción con su imagen física
Cambios cognitivos
- Pérdida de sentidos (visión, audición)
- Dificultad para procesar estímulos e informaciones procedentes del entorno
- Disminución de la velocidad de reacción
- Pérdida de memoria a corto plazo
- Disminución de la capacidad de decisión para resolver problemas nuevos
- Dificultades en la comunicación y el lenguaje
Estos cambios suelen conllevar connotaciones negativas, ya que la persona mayor es vista como un individuo no activo e improductivo para la sociedad, además de personas más frágiles y dependientes que el resto de individuos de otras edades. Todo ello puede dificultar que el anciano pueda afrontar la pérdida de facultades en la tercera edad de forma positiva.
Afrontar la pérdida de facultades en la tercera edad
Para que las personas mayores tengan un envejecimiento satisfactorio y positivo, es importante tener en cuenta las dos caras de la moneda: por un lado, la aceptación propia de su condición y su estado, y por otro, la visión que tiene la sociedad de la vejez.
Todas las personas de edad avanzada, cada uno a su modo, debe asimilar que dependen de alguien en alguna medida. Para ellos, depender de un familiar o de un auxiliar de ayuda a domicilio, no es algo fácil de aceptar para la autoestima y autonomía del mayor. Sin embargo, en ocasiones es necesario disponer de un cuidador que empatice con el anciano, y sea capaz de ayudarlo a vivir su vejez con gozo.
Por otro lado, eliminar todo este estigma que la sociedad (incluidas las propias personas mayores) tiene hacia los mayores, les ayudaría a afrontar la pérdida de facultades en la tercera edad. y enfocarse en la búsqueda de un envejecimiento activo y satisfactorio. Es importante que se desmonten todos esos prejuicios, que nos llevan a pensar que los adultos mayores no son capaces de realizar aquello que un día dejaron a un lado.
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