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Un cerebro envejecido no es un cerebro con demencia

Un cerebro envejecido no es un cerebro con demencia, pero en algunos casos, el envejecimiento normal deriva en un continuo de situaciones que evolucionan hacia la demencia.

El envejecimiento es un proceso degenerativo multiorgánico, debido a la combinación de factores genéticos y ambientales muy diversos.

El cerebro, como todos los órganos de nuestro cuerpo, envejece; pero a diferencia de otros, cómo un hígado o un riñón, el sustrato anatómico y funcional del envejecimiento cerebral es aún desconocido, debido en parte a que no todos envejecemos de igual manera. El envejecimiento no afecta globalmente a todo el cerebro, sino a partes concretas. Existe relación entre enfermedades específicas de comienzo tardío y el proceso de envejecimiento- Además, las personas desarrollan estrategias funcionales compensatorias, para sobrellevar los fallos del envejecimiento cerebral.

Un cerebro envejecido no es un cerebro con demencia

El cerebro y el sistema muscular humanos actúan de manera muy parecida: cuanto más se utilizan en mejor forma están. Una musculatura inactiva acaba por anquilosarse; de la misma manera, un cerebro que no se ejercita adecuadamente tiende a atrofiarse.

La estimulación cognitiva constituye un conjunto de ejercicios y actividades destinadas a mantener y mejorar las capacidades mentales de una persona a lo largo del tiempo. La realización de ejercicios mentales modifica y crea nuevas conexiones en el cerebro, tanto en una persona sana, como en personas con una enfermedad mental.

La importancia de trabajar la memoria

La memoria es una función neurocognitiva que permite registrar, codificar, consolidar, retener, almacenar, recuperar y evocar la información previamente almacenada. En otras palabras, la memoria permite retener la información adquirida mediante el aprendizaje de modo que pueda ser evocada posteriormente. El procesamiento de la información tiene tres fases: codificación, almacenamiento y recuperación de la información. Se produce de forma secuencial, a lo largo de tres estructuras. La memoria sensorial (la información que llega a través de los sentidos), la memoria a corto plazo o memoria operativa (permite realizar tareas cognitivas, como el razonamiento, la comprensión y la resolución de problemas) y la memoria a largo plazo (almacena la información de forma duradera).

La memoria a largo plazo puede ser implícita (se almacena de manera inconsciente y se activa de modo automático, como conducir un automóvil) o explícita (asociada a la percepción consciente, como el conocimiento objetivo de las personas, los lugares y las cosas y su significado).

El envejecimiento normal suele ocasionar pérdida de memoria. No obstante, aunque los olvidos y los trastornos de memoria no son exclusivos de las personas mayores, éstas constituyen sin duda el grupo de población más susceptible a este tipo de problemas.

La memoria, como las otras funciones cognitivas (atención, percepción, lenguaje y funciones ejecutivas) se deben ejercitar para evitar el progresivo deterioro del cerebro. Mediante la estimulación cognitiva se busca estimular, entrenar y fortalecer estas capacidades cognitivas. Para el cerebro no es tan importante el número de neuronas que posee, como la calidad y fortaleza de las conexiones entre ellas; el aprendizaje de nuevas materias y la actividad mental continuada favorecen el desarrollo de nuevas conexiones a cualquier edad.

La plasticidad cerebral, o neuroplasticidad

Es la capacidad de regeneración física y funcional de las neuronas y se mantiene constante a lo largo de toda la vida. Esto es, a cualquier edad, en el cerebro se siguen regenerando neuronas y conexiones entre ellas, pero siempre que el cerebro se ejercite.

Existen numerosas actividades y técnicas específicas para ejercitar el cerebro y, en concreto, la memoria. Internet está llena de ejercicios de estimulación cognitiva, pero también en nuestro entorno cotidiano se pueden encontrar alternativas adecuadas. Desde las más lúdicas (juegos de cartas, de mesa, crucigramas, sopas de letras, sudokus, etc.) hasta las que requieren un mayor esfuerzo cognitivo, como leer, tocar un instrumento o técnicas de costura, entre otras.

También es muy recomendable el ejercicio físico, que mejora el aprendizaje y el rendimiento cognitivo, y el estudio de nuevas materias, especialmente los idiomas. El aprendizaje de un nuevo idioma supone un ejercicio intelectual importante y mejora la capacidad cognitiva y de atención. Tan importante o más que ejercitar la musculatura es mantener en forma el cerebro; hagan gimnasia mental, sus neuronas se lo agradecerán.

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